miércoles, 20 de agosto de 2014

LA CASA DEL TERROR


     Hoy os hablo de total oscuridad,  de una linterna minúscula y un flash. Esta es, sin duda, la casa más siniestra y lúgubre que he pisado hasta la fecha.  Nada más cruzar la puerta, extrañas sensaciones nos recorrieron.  Entramos tres y casi salimos sólo dos...
     Vimos un largo pasillo donde alguien, quién sabe cuándo, había puesto recipientes para recoger las goteras, nunca volvió para vaciarlas y esa casa infame se los está tragando como quiere tragarse todo lo que allí habita, incluidos nosotros...




      Las habitaciones conservan las camas hechas y la ropa colgada en la silla y armarios... 
Cada estancia parecía llorar lágrimas negras que cubrían las paredes...

Primer dormitorio...




Segundo dormitorio...




Tercer dormitorio...





     He visto casi de todo en las casas, pero la imagen de esta silla con la chaqueta preparada para el día siguiente (que nunca llegó), a pesar de su simplicidad, es de las que más me han impactado...




Un cuarto...









   


          
 


     En ningún momento nos sentimos bienvenidos en esta casa, pero además este pequeño cuadro bajo la foto dice: "El huésped y la pesca, a los tres días apesta".... Sin comentarios...




     Fue en este cuarto donde nos llevamos el gran susto...  Mi compañero y yo oímos un estruendo,  faltaba nuestra compañera... la llamamos y sólo con su respuesta volvimos a respirar.  El suelo había cedido bajo sus pies, tragándosela a ella también hasta casi la cadera. Sus reflejos le permitieron sujetarse a la puerta ayudándose de ella para salir de esa garganta. Una vez a salvo, las malas vibraciones se apoderaron por completo de ella que abandonó la casa y nos esperó fuera.

 Yo asomé la cámara por la gran boca y esto fue lo que vi... tenía que bajar...

                                                                     



  
      Mi compañero y yo, cegados por la adrenalina, fuimos escaleras abajo hacia la oscuridad más absoluta... y no nos arrepentimos... Allí estaba la cocina,  tan escalofriante como el resto de la casa, una sala y unos cuartos llenos de objetos...  Oímos a nuestra compañera fuera y le abrimos la puerta de la planta baja, ya sobre seguro...  Aquello no se lo podía perder...

Desde el cuarto del incidente se pueden observar, al fondo, las escaleras a la planta baja...

   

















La sala contigua










Cuartos trasteros...





Más que herramientas parecían instrumentos de tortura colgados del techo...












Nos vamos...



Un viejo carro...

     El estado del pasillo principal nos impidió ver la otra mitad de la casa, perdiéndonos 2 o 3 cuartos más, el baño y una impresionante galería acristalada que pudimos ver desde el exterior.




     Siempre digo que la adrenalina nos ciega, pero esta vez nos pasamos... si habéis visto otros reportajes como PAZO II , PAZO III , veréis que no solemos acobardarnos por un suelo frágil, pero esta llamada de atención de una casa con hambre nos ha hecho ver el urbex como un hobby peligroso de verdad... no lo dejaremos, como nunca se deja lo que de verdad te apasiona, pero hemos cambiado el chip, porque esta afición que nos da vida, en un segundo, nos la puede quitar...


ACTUALIZACIÓN

Siete meses después de esta visita he vuelto a la casa y así es como está...


Estaba completa, y ahora el tejado se ha desplomado.




      La casa del terror ya no da miedo... da lástima. En más de 30 años nadie se ha preocupado por ella y ha comenzado a rendirse...
     Al menos sé que sólo en paso del tiempo acabó con ella sin pasar el trago de verla saqueada y manchada. Seguiré volviendo al lugar para fotografiar el imparable proceso de derrumbe que acaba de empezar...

 La entrada estaba preciosa esta vez...